Mire aquel papel varias veces antes de cogerlo, pues tenía miedo de las palabras que allí me pudiera encontrar, pero necesitaba saber que tenía escrito, así que lo abrí y comencé a leerlo :
te has atrevido a decirme nada y yo he dado el primer paso.
Mi numero de teléfono es 506067507. espero que no pienses
Mi nombre es Ainhoa. "
Un corriente paso por todo mi cuerpo, pues la suerte me sonreía. Si el autobús hubiera sido una carroza, le hubiera dicho al conductor que parar y que le diera la vuelta a los caballos y que me llevara a casa, pero como no lo era me baje en la siguiente parada y volví andando esperando que en este paseo el tiempo transcurriera para no parecer un desesperado.
Una vez en casa me encerré en mi habitación y como le suele suceder a los tímidos no me atrevía a llamarla. Aquel pequeño objeto se me hacia gigante ante mis ojos, pero no podía esperar más así que lo agarre y marque su numero. Al instante comenzó a sonar y una voz me respondió al otro lado:
- Dígame.
El corazón me estaba a punto de estallar.
- ¿ Ainhoa? - las palabras brotaban temblorosas de mi boca.
- Sí - dijo una voz dulce que solo la puedo compara con la de un ángel.
Me quede callado no sabía que decir, cuando necesitaba las palabras estas se escondían.
- Sí - volvió a repetir.
- Hola, - dije tímidamente -soy el chico del autobús y me preguntaba que pasaría si te llamaba.
- Pues que todo mi cuerpo se estremece al oír tu voz por primera vez chico desconocido del autobús.
- Puedo dejar de ser un desconocido, ¿ si tú quieres ?
-Vale, preséntate, tu ya sabes mi nombre.
- Mi nombre es Alex y vivo...
- No sigas hablando- me cortó ella- si no, no tendrás nada que decirme cundo nos veamos por primera vez.
- Tienes razón ¿ Cuándo nos podemos ver ?
- Te viene bien mañana por la tarde.
- Me viene bien, cancelaré todas mis citas, pero antes me tendrás que decir donde.
- En la plaza de nuevo centro a la seis de la tarde, ¿Te viene bien?
- Perfecto esta al lado de mi casa.
- Entonces hasta mañana - se despidió ella.
- ¿Podríamos seguir hablando?
Ella hizo una pausa
- Mañana, pues cuando hablemos quiero mirar esos ojos que me han cautivado y a través de los que nos hemos conocido- y dicho esto colgó el móvil.
Después de aquella corta conversación, ya sabía que no podría vivir sin ella.
Aquella noche tuve un sueño erótico, en el que hacíamos el amor en un ascensor, todo iba perfecto hasta que al final su rostro se descomponía y se llenaba de gusanos. Me desperté empapado en sudor y con la respiración entre cortada.
Mi sueño podía significar tantas cosas, que la verdad no quería profundizar en él, aun así llegue a la conclusión que las cosas buenas pueden tener un final desastroso, pero eso ya se vería.
El tiempo paso rápido y ya se acercaba la hora. Me vestí con las mejores ropas que tenía. Me puse la radio para animarme y que el tiempo aun fuera más rápido. En la radio empezó a sonar la siguiente canción:
" A veces me siento un poco extraño
dando vueltas por la habitación.
Mi cerebro se toma unas vacaciones
para hacer más sitio al corazón.
Por un beso, cariño, juro
que te lo daría todo
porque tú eres una habladora, caminante
razón para vivir.
He de perder la cabeza por ti... "
No sabía de quien era la canción, pero su letra me pareció la más apropiada para la situación y para los sentimientos que yo tenía en mi interior.
Era la hora y allí me encontraba en aquella plaza, como un farol, todo guapo y reluciente, que quiere atraer a todos a los insectos a su luz, aunque aquel día mi objetivo era solo uno. Se hicieron las seis y ella no apareció, empezó a pasar el tiempo que me pareció como si fueran losas de piedra que me caían encima, las cuales me sepultarían y no me dejarían respirar. Comencé a ponerme nervioso y como me suele suceder en estos casos un odio incendiario me carcomía por dentro. Era el enamorado burlado, allí plantado. Me la imaginaba a ella junto a sus amigas riéndose de mí desde algún rincón desde el que me observaban, y no solo eso seguro que tendría novio y estaba junto a ella. Paso una hora y no había aparecido. Espere otra media hora y ya cansado, cabreado y disgustado me encamine hacia mi casa.
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